El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva denunció una "caza de brujas" al prestar nuevamente declaración este miércoles en Curitiba (sur) ante el juez Sergio Moro, en una causa de "corrupción pasiva" similar a la que ya le valió una condena a casi diez años de cárcel.
Durante las poco más de dos horas de interrogatorio, el líder de la izquierda, que recurre en libertad la primera sentencia, insistió en que este proceso es "ilegítimo" e "injusto".
"Sólo quiero decir que hay una caza de brujas", manifestó Lula en la audiencia, que fue difundida en videos colgados en las redes sociales del exmandatario (2003-2010) poco después de su finalización.
En esta ocasión, Moro deberá determinar si la constructora Odebrecht -pieza clave en la operación 'Lava Jato'- pagó un terreno para el Instituto Lula en Sao Paulo y si puso a disposición de la familia del expresidente un apartamento en la vecina Sao Bernardo do Campo.
Antes de entrar en carro al tribunal vestido de traje y corbata, Lula, de 71 años, salió del vehículo para saludar a unos 300 partidarios y dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) que lo aclamaban.
La afluencia de militantes y organizaciones sociales para apoyarlo en esta ocasión -y en un mitin posterior en una plaza- fue mucho menor que la del anterior interrogatorio, el 10 de mayo, cuando unas 7.000 personas se desplazaron hasta el lugar.
Así y todo, unos 1.500 policías fueron desplegados para velar por la seguridad en la denominada "capital de la Operación Lava Jato", la investigación que descubrió una tentacular red de corrupción en Petrobras.
Otros manifestantes agitaron banderas pidiendo la condena del exdirigente sindical.